En la actividad final propuesta, se nos marcó como objetivo diseñar un perfil ideal que, según nuestro criterio, todo profesor que se precie debería tener.
Antes de juntarnos en grupo y establecer un consenso sobre las cualidades y virtudes que definirían a nuestro modelo Artur, cada uno tenía en mente una idea propia de lo que debería formar parte del ADN de un profesor y en cierto modo, lo que nos gustaría ser nosotros mismos como docentes en un futuro que cada vez es más cercano.
En mi caso, las cualidades y competencias que me gustaría poseer serían:
- Paciencia.
- Cultura.
- Capacidad organizativa.
- Entereza.
- Empatía.
Habría muchas más, pero estas serían las más importantes. De todas estas competencias, se eligieron algunas para el grupo, como la empatía, la paciencia o la cultura (con las cuales todo el mundo puede estar de acuerdo) y se añadieron muchas más que me parecieron fundamentales; como el espíritu crítico, la integración o el saber escuchar.
A través de ella se vertebran otras cualidades como la integración, el ser confiable, el saber escuchar o la paciencia (que forman parte del perfil de nuestro querido Artur). Por tanto y a modo de conclusión, me gustaría afirmar la preponderancia de la empatía sin dejar de lado otras variables más técnicas como la capacidad organizativa o la cultura general.
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