La película relacionada con el mundo educativo sobre la que me gustaría hablar para esta actividad es El cabezota, dirigida por Francisco Lara Polop y estrenada en las salas españolas en diciembre de 1982. Su argumento está basado parcialmente en la novela italiana Capodiferro con los necesarios arreglos para adaptar la trama a la España de mediados del s. XIX.
Esta entrañable cinta nos muestra la sencilla vida de Pedro Pinzales y de su hijo Pedrín, habitantes de una pequeña aldea de la Asturias rural en el año 1857. La vida familiar, basada en las enseñanzas orales de canciones y cuentos y las prácticas tradicionales de la caza, ganadería y pesca, se ve trastocada con la llegada de los emisarios del gobierno de Madrid; se ha promulgado una ley educativa, la ley Moyano, que obliga a la escolarización de todos los niños de España en la instrucción pública.
El patriarca Pinzales (que es analfabeto) se opone radicalmente a la escolarización de su hijo, ya que entiende que nada de lo que puedan enseñar al pequeño Pedrín le será de ninguna utilidad en las labores de la casa y el campo.
La situación cambia con la llegada de la hermosa profesora, Ana, que mostrará desde un principio una gran preocupación por el bienestar de sus alumnos dentro y fuera del aula. Pedrín demostrará ser un niño muy inteligente y despierto, pero tendrá que lidiar con la cabezonería de su padre, que acabará dando con sus huesos en la cárcel tras atacar al alcalde y a las fuerzas vivas de la aldea en un intento de impedir que su hijo vuelva a la escuela.
Fotograma de la cinta. Parte de las fuerzas vivas del pueblo: el cartero, la maestra y el alcalde. ⓒ catalogodecinewordpress.com |
En última instancia, Pedrín queda al cuidado de la maestra mientras su padre cumple la condena cuya duración depende precisamente de que el niño complete su escolarización (esencialmente encierran al Cabezota para que no vuelva a montar un escándalo). Tras su salida de prisión, Pedro encuentra a su hijo completamente formado y con la capacidad de leer y escribir.
Al darse cuenta de que Pedrín tiene potencial para llevar una vida mejor fuera de la aldea, el Cabezota decide aprender a leer y a escribir para que, el día que su hijo marche, puedan comunicarse por carta y tener noticias el uno del otro. Así finaliza esta tierna y simpática cinta cuyo visionado recomiendo a todo aquel que llegue a leer esta entrada.
En relación con las categorías pedagógicas establecidas por Octavi Fullat en su obra, creo que no sería descabellado situar a la maestra Ana en la escuela pedagógica tradicional. El motivo principal para sostener esta afirmación es la propia ambientación espacio-temporal de la película, que imposibilitaría la existencia de otro modelo de pedagogía posible debido a su falta de adecuación cronológica.
Además de este hecho insalvable, las dinámicas lectivas que podemos ver en la película corresponden al antiguo modelo educativo que imperó en la educación pública española hasta hace bien poco: memorística como principal método de aprendizaje, castigos ejemplares, ausencia de actividades grupales, autoridad suprema del maestro, presencia de la religión en el aula... etc.
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