viernes, 5 de noviembre de 2021

La educación española y Europa. Remedios que matan.

Leyendo declaraciones tan deliciosamente bienintencionadas como la Estrategia Europa 2020 o las siempre amenas y estimulantes deliberaciones del Plan de acción 2010 del consejo de ministros del año del canto de cisne de la era Zapatero, uno no puede dejar de preguntarse a la vista de lo sucedido en la última década, si todos los esfuerzos de tan insignes mentes pensantes de aquí, allá y acullá para arreglar eso tan grande que llamamos educación han servido de algo.

Las directrices comunitarias fijadas por la siempre inefable Unión Europea (no confundir con Europa el continente) han vuelto una vez más a darse de bruces con unos escollos insalvables que han hecho naufragar toda esperanza de mejora para el sistema educativo español: la realidad y la política españolas.

Durao Barroso, efectivamente. ⓒ rtve.es

No voy a entrar a discutir el estrepitoso fracaso de la mayoría de propuestas que figuran en Estrategia Europa 2020 estando ya casi agotado 2021 por eso de no hacer leña del árbol caído, pero sí me gustaría profundizar en alguna de las iniciativas relativas a la educación y en la declaración de intenciones española que se deriva de ellas.

La principal meta en materia educativa que planteó la UE es la disminución del porcentaje de abandono escolar hasta una cifra inferior al 10%, que el gobierno de España aumentó hasta un 15% aun cuando unas líneas más arriba se jactaba de ser el impulsor de las medidas europeas desde el honorable puesto de presidencia de la Unión.

En el caso español, esta reducción del abandono se iba a concretar a través de una serie de puntos que no vamos a tratar aquí, ya que no nos interesa su desarrollo legal y encaje jurídico dentro de la LOE que a la sazón es una ley que ya no está en vigor. Veamos simplemente si tras 10 años de Estrategia Europa se ha producido algún cambio significativo en la tasa de abandono escolar española.

En 2020 España se colocó cómodamente como segundo país con la mayor tasa de abandono escolar tras Malta con un 16%, reduciendo 12 puntos la tasa de 28% que reflejó el cálculo de 2010. Esto se revela como un sorprendente éxito que quizás el lector no esperaba antes de llegar a este punto del post.

No obstante, me veo en la obligación de matizar levemente estos datos, ya que no se tiene en cuenta una variable tan crucial como es la calidad de la educación que recibe este creciente número de alumnos. Si damos credibilidad suficiente al famoso informe PISA, los datos que encontramos referentes a España no son en absoluto halagadores: las competencias en matemáticas y ciencias se han mantenido en unos valores inferiores a los de la OCDE durante más de una década alcanzando incluso en 2018 valores inferiores a los del 2003.


ⓒ Diario ABC

¿Diagnóstico? Es del todo imposible implantar unas directrices formales y basadas en idealismos e intencionalidades creadas por un organismo impersonal y supranacional como es la UE, que no tiene en cuenta la realidad material, económica, cultural y social de los estados que la forman, máxime cuando han de ser adaptadas atropelladamente y de manera unilateral y excluyente por los distintos partidos que se van sucediendo en el gobierno. 

El pacto de la educación nace muerto en Bruselas y es en España enterrado, si se me permite la referencia quevedesca. Es de vital importancia que la educación española esté en manos de los profesionales de la docencia y que éstos cuenten con el apoyo y colaboración de las familias y alumnos implicados. Si no logramos alcanzar ese mínimo, seguiremos dando tumbos hacia el fracaso de remedio en remedio.

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